Bienvenido a la Comunidad "Senderos de Oriente" de Editorial Kier

Le damos la bienvenida a la Comunidad Senderos de Oriente KIER. Dicen los antiguos rituales que “…Así como desde Oriente se levanta el Sol para iluminar el mundo, desde allí también se ha esparcido su sabiduría para beneficio de todos los hombres…” En este sitio encontrará comentarios e información sobre las obras más importantes, publicadas por Editorial KIER, sobre la Antigua Sabiduría de la India, China, Tibet, Japón… el horizonte espiritual desde el que se extiende la Luz que alumbra al mundo.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Reencarnación. Swami Abhedananda


Sri Swami Abhedananda, autor de Reencarnaciónes uno de los autores más prolíficos de la denominada corriente vedantina difundida en Occidente por importantes brahamines entre los que se destacó, junto con Sri Swami Vivekananda y otros grandes yoguis. Vivió en una época signada por el auge del Orientalismo en Europa, que coincidió con el interés suscitado por las doctrinas de Teosofía. Fue uno de los principales dirigentes de la Vedanta Society, intelectual de gran envergadura e incansable viajero.

Swami Abhedananda

Su libro “Reencarnación” es un ensayo crítico, escrito con el objeto de plantear la alternativa de la teoría reencarnacionista -propia de las religiones de Oriente en general y de la Vedanta en particular- frente a las ideas post mortem occidentales,. De allí que, en el centro del análisis, Abhedananda establezca una confrontación entre Reencarnación y Herencia, Reencarnación y Evolución, Resurrección y Encarnación frente al análisis científico y una concepción general del concepto de “Transmigración”. El libro representa un desafío ético y ontológico, es decir, nos coloca frente al dilema de la vida después de la muerte, pero también –y principalmente- frente a una concepción particular de la denominada Constitución Oculta del Hombre, estableciendo las relaciones entre cuerpo, mente, alma y destino. Dentro de la vasta bibliografía que se ha publicado sobre el tema, este ensayo sigue siendo de una originalidad absoluta, pues a diferencia de muchas otras obras, contiene el conocimiento decantado de un alma peregrina, surgida de las entrañas mismas de la milenaria India.




Abhedananda nació el 2 de octubre 1866 con el nombre de Kaliprasad Chandra, en el norte de Calcuta. En 1884, a la edad de 18 años, cuando se disponía a terminar sus estudios, viajó a Dakshineswar y conoció a Sri Ramakrishna. Este encuentro cambiaría su vida. Decidió abandonar su casa y seguir los pasos del viejo maestro, que ya estaba enfermo. Considerado discípulo y heredero espiritual de Ramakrishna y uno de los más lúcidos entre los maestros del hinduismo, la obra de Abhedananda ha sido de gran importancia no sólo en la India sino en Europa, Estados Unidos de América y otros países de Occidente, como Canadá y México.

A la muerte de Ramakrishna, acaecida en 1886, Kaliprasad se sumergió en un profundo estado de sadhana (meditación), hasta que finalmente se convirtió en sannyasi -una suerte de monje mendicante- que lo llevó a vivir durante diez años, viajando por toda la India. Para entonces ya era conocido como Swami Abhedananda. Durante su período de asceta vivió de las limosnas que le ofrecían a su paso, como es constumbre en la India con los hombres santos. En esta etapa de su vida forjó su fama de orador enérgico, yogui consumado y escritor prolífico.

Pasada una larga temporada en el Himalaya viajó a Londres para unirse a Sri Swami Vivekananda que se encontraba empeñado en difundir la filosofía Vedanta en Europa. Posteriormente en 1897, y a pedido del propio Vivekananda, se haría cargo de la sede de la Vedanta Society, establecida en Nueva York. Regresó a la India en 1921, luego de haber viajado durante más de 25 años por distintos países. Un año después, en 1922, cruzó el Himalaya a pie para llegar al Tibet. Aquí se abre una etapa misteriosa de su vida, porque además de estudiar la filosofía budista y el lamaísmo, se cree que descubrió un antiguo manuscrito sobre los años perdidos de la vida de Jesús, interesándose profundamente por el cristianismo.

Este interés de Swami Abhedananda por las religiones –especialmente el cristianismo y el budismo- a los que debe sumarse su estancia en Inglaterra y América explican las numerosas citas eruditas de sus libros, que no se limitan a una exposición de la Reencarnación desde la concepción exclusivamente vedantina, sino que explora el problema de la transmigración de las almas en libros de la tradición judía, como el Talmud y el Zohar o en textos cristianos, específicamente en los Evangelios.

Murió el 8 de septiembre de 1939 en la sede de la escuela Vedanta, que había creado en Darjeeling. Su legado es inmenso. Su libro “Reencarnación” sigue arrojando luz sobre uno de los temas más apasionantes de la espiritualidad contemporánea.

domingo, 9 de septiembre de 2012

El Kybalión



Oh, no dejes extinguirse la llama...

Pocos libros han influido tanto en la historia de la espiritualidad moderna como El Kybalión, una obra que bajo la enigmática autoría de los “Tres Iniciados” resumió el denominado “Hermetismo” en siete principios que sentaron precedente en toda la literatura esotérica de los últimos 100 años.

Considerado un clásico de la literatura esotérica, rodeado del misterio de sus autores y asombroso por la perfección de su sistema septenario, El Kybalión sigue siendo el punto de partida para el análisis de los Grandes Misterios.



El documento, publicado a principios del siglo pasado, no se plantea como la enunciación de una filosofía o una doctrina particular, sino como una exégesis de la verdad, una herramienta de estudio mediante la cual el estudiante pueda conciliar los conocimientos de ocultismo que, a primera vista, aparecen como contradictorios y paradojales. El éxito de El Kybalión es que logra organizar toda esa masa de información reunida en torno a las denominadas Ciencias Ocultas, dividiéndolas en siete principios o axiomas a saber:

1.   Principio de Mentalismo. El Todo es mente; el universo es mental.

2.  Principio de Correspondencia. Como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba. 

3.   Principio de Vibración. Nada reposa; todo se mueve; todo vibra.

4.   Principio de Polaridad. Todo es doble, todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los desemejantes son los mismos; los opuestos son idénticos en naturaleza, difiriendo sólo en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades, todas las paradojas pueden reconciliarse.

5.  Principio de Ritmo. Todo fluye y refluye; todo asciende y desciende; la oscilación pendular se manifiesta en todas las cosas; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la oscilación a la izquierda; el Ritmo es la compensación.

6.   Principio de Causación. Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo ocurre de acuerdo con la ley. Azar no es más que el nombre que se le da a una Ley desconocida; hay muchos planos de causación, pero ninguno escapa a la Ley.

7.   Principio de Género. El género existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos.

Los autores atribuyen a Hermes Trismegisto, “el elegido de los dioses” -también denominado “el Tres Veces Grande- la fundación de una Escuela de Misterios en el Antiguo Egipto, a la que concurrían los sabios de Oriente y de la cuenca del Mediterráneo Oriental a instruirse en las verdades fundamentales de la Ciencia Sagrada. 

Sabemos que en Egipto y Grecia se escribieron a partir del siglo II A.C. una serie de documentos que han sido agrupados en lo que se conoce como Corpus Herméticum y que conforman la base de gran parte del pensamiento mágico surgido en Europa a partir del Renacimiento. Sabemos también que estos principios contenidos en el Corpus han inspirado la creación, en Occidente, de Escuelas Iniciáticas al estilo de las existentes en el mundo clásico y en el Antiguo Egipto.

Corpus Hermeticum, edición de 1643

En cuanto a los autores de El Kybalión, es evidente que decidieron permanecer en el anonimato, cuestión que ha producido varias teorías respecto de su identidad. La más difundida es la que atribuye el texto a tres hombres:  Paul Foster Case, Michael Whitty y William Walker Atkinson (también conocido como Yogui Ramacharaka y sobre quien hemos hablado en este mismo blog). Esta teoría ha sido sostenida principalmente por los miembros de una escuela espiritualista, la Builders of de Adytum, fundada por Paul Foster Case, pero no hay evidencias de que esto sea rigurosamente cierto. También es muy difundida la teoría que atribuye la publicación de la obra a los esfuerzos de ciertos sectores de la francmasonería norteamericana a la que probablemente pertenecían los tres autores mencionados. Sin embargo, la más cercana a la realidad es que su verdadero autor no fue otro que el prolífico William Walker Atkinson, que la escribió sin otra colaboración que su voluntad inquebrantable.

Más allá de los autores, destaca el libro la misión de aquellos hombres que a lo largo de la historia han dedicado su vida a el altar de la verdad y que conservaron ardiendo la llama de la sabiduría. Tal vez éste sea el costado más conmovedor de muchos autores contemporáneos a El Kybalión, que exhortaban a sus discípulos a permanecer en el esfuerzo de resguardar la transmisión de esta tradición hermética. Esfuerzo que encontramos claramente expuesto desde los tiempos del iluminismo.

Este compromiso se resume en una de las más bellas frases que contiene la introducción de la obra cuando se cita al poeta con las siguientes palabras:

            “Oh, no dejes extinguirse la llama. Sustentada por generación tras generación en la obscura caverna –en sus templos sagrados sustentada. Nutrida por puros sacerdotes de amor- no dejes que la llama se extinga…”

No existe un paradigma más claro en la literatura hermética del siglo XX que este mandato que continúa vigente en el siglo XXI. Porque más allá de las múltiples facetas que ha tomado la espiritualidad contemporánea, resulta difícil abstraerse de la simplicidad de este orden septenario en el cual un pequeño conjunto de leyes sigue explicando, de manera magistral, el funcionamiento del hombre en su relación con el Universo.